Sobre un mundo imaginado tuve un sueño premonitorio que me inspiraba la muerte de un ser humano, que acarreándome gran soledad.
No le di la mayor importancia, pero, con el paso del tiempo, perjudicaba mi conciencia, y eran tan graves mis pensamientos y emociones que decidí acudir a un profesional. Mi psicóloga me aporta un gran apoyo a mis emociones y me pacifica mi ser interior.
– Buenos días, Ana.
-Buenos días, Hugo, ¿qué te hace venir aquí con tanta preocupación?
– Tengo un problema, que verdaderamente no sé si está conectado con alguna relación social- le dije con un circulo de emociones.
-Bien, te escucho.
-Hace unos meses tuve un sueño peculiar. Me imaginé el asesinato de una persona… -confirmé con voz afligida.
-¿Puedes hacer memoria y decirme qué persona es?
– No me acuerdo muy bien, pero era una persona un tanto familiar- dije preocupado ante los parpadeantes minutos del reloj.
– Lo siento, Hugo, pero tengo que concluir la terapia porque tengo otro paciente que tiene mucha prisa. Si en cualquier momento se te viene algún recuerdo, me llamas- me comentó con empatía.
-De acuerdo. ¡Gracias!
Al salir del lugar, mi mente se sentía presionada y agobiada, pero justo en el ultimo escalón del edificio, tuvo un borroso reflejo de la persona del sueño. Me sentía con una mezcla de alegría y rareza, pero en aquel inseparable momento visualicé al chico del sueño.
Ese hombre era mi vecino. En seis años consecutivos convirtió mi vida en una película de terror y misterio. Mis impulsos eran enfrentarme directamente contra él, pero mis conductas se fueron calmando ante esa situación por el simple hecho de lo que supondría para mi futuro esa decisión. Sin embargo, ahora estaba preparado para denunciarlo.
Con este cúmulo de sensaciones me dirigí hacia la comisaría y, prestando atención al agente, me sorprendí. Me comentó que mi vecino tenía problemas mentales y con el paso del tiempo se ha comprobado que era esquizofrenia. Pero lo que más me sorprendió fue que sus familiares no tuvieran dinero para llevarlo a un centro para ayudarlo. Ante estas razones, decidí con seguridad retirar la denuncia y con mis ahorros lo llevé a terapia para intentar ayudarlo con ese complicado trastorno.

Carmen Polonio (4º ESO)