Mañana será Halloween, estoy muy ilusionado. Mi madre me ha hecho un disfraz fantástico de Michael Mallers. Tengo muchas ganas de enseñarles el nuevo disfraz a mis amigos. Estoy seguro de que les encantará y, además, seguro que es el más original de todos.
Hoy ya es el gran día. He quedado con mis amigos dentro de diez minutos en la plaza del pueblo.
Ya he llegado. Llevo un rato esperando a que vengan mis amigos, estoy muy preocupado por ellos.
Ya han llegado. Todos van disfrazados de zombies. Tienen un aspecto muy realista. Seguro que me están gastando una broma muy pesada, porque hablan y se comportan muy raro.
Ya han pasado veinte minutos desde que estoy con ellos y estoy muy asustado por su comportamiento.
Me están siguiendo mientras dicen “cerebros” con un tono muy serio. Salgo corriendo a la vez que lloro a moco tendido.
Me meto por un callejón y me escondo detrás de un coche para que no me vean. En este momento, escucho las verdaderas voces de mis amigos intentando buscarme.
En este momento entiendo que me estaban gastando una broma. Salgo de mi escondite y hablo con ellos. Me confiesan que es una broma muy pesada. Vamos a pedir chuches y todo quedo en una graciosa anécdota.
