
Estos últimos meses, hemos sufrido la mayor crisis sanitaria de todo el siglo, que ha afectado tanto al ámbito económico como social. Todo se debe a la expansión de la enfermedad del coronavirus que obligó a que gran parte de la población acabara confinada en sus casas. Esta medida, que se ha adoptado en todo el mundo, hizo que todas las economías se vieran afectadas de manera negativa y es que, al no dejar salir a las personas a la calle, hizo que el consumo bajara y por tanto los beneficios de las empresas, lo que les obligó a despedir a gente.
En el ámbito social, el confinamiento fue duro para la población porque provocaba frustración, aburrimiento y estrés, además de la amenaza de que no te puedan atender debidamente por la masificación de las urgencias en los hospitales. Para poder evitar esta situación, solo se necesitaba un gobierno adivino y una cultura local que no incentivara la socialización. España no cumplía ningún ninguno de estos requisitos, pero sí se sabe que se podría haber evitado que España destacara por ser uno de los países con mas infectados del mundo.
Esta crisis ha dejado ver cómo es en realidad cada partido político y la mentalidad de las personas, en este tiempo el gobierno ha sido muy duramente criticado por las medidas que ha tomado y con razón, ya que, a pesar de haber impulsado la infección, ha preferido huir hacia delante sin asumir su responsabilidad y echando culpas hacia todos lados.
La oposición tampoco ha hecho alarde de una gran concienciación de la situación y, aunque podría parecer que si ellos gobernaran no lo habrían hecho tan mal, han demostrado que también le darían prioridad a las apariencias frente a los votantes que la salud de ellos la situación hipotética no sería muy distinta a la actual.
La sociedad en estos momentos esta dividida en dos bandos, los que apoyan al gobierno a pesar de todo y los que lo critican sin piedad alguna. Los fanáticos ideológicos surgieron de las zonas más oscuras de las redes sociales para defender la posición del gobierno aunque fuera prácticamente imposible, hicieron alarde de una alienación mas típica de regímenes totalitarios de la primera mitad del siglo XX que de personas pensantes del siglo XXI.

La otra cara de la moneda nos muestra que a las voces críticas con el gobierno se le unen miles de personas que criticaban al gobierno, pero por instintos naturales o por inseguridades por no informarse adecuadamente acaban refugiándose bajo el ala del tribalismo. Este tribalismo crítico impulsado por los dos extremos del espectro político genera un pensamiento patriótico y antisocialista típico de la extrema derecha. Es importante no confundir extrema derecha con fascismo, ya que la extrema derecha está representada por los mas conservadores socialmente hablando y los más anarcocapitalistas, mientras que el fascismo es prácticamente idéntico al comunismo con la única diferencia de que el fascismo realza la unidad de una nación mientras que el comunismo une las distintas nacionalidades de un territorio. Esto se puede ver con claridad si comparáis frases celebres de José Antonio Primo de Rivera y el vicepresidente Pablo Iglesias, y es que es difícil clasificar quién dijo cada una de las frases.
Volviendo a la actualidad, la sociedad española se está radicalizando y polarizando y es que los políticos en vez de dar ejemplo de unidad a una nación tan ignorante como es la española, lo que hacen es enfrentarla. El problema es que con la muerte del bipartidismo en España los ideales más radicales e intolerantes consiguieron un gran poder, además de que el fanatismo que generan crea problemas sociales entre distintas clases.
Todo esto deja a España en una situación que se podría convertir en la revancha de la Guerra Civil con un caracter aun más totalitario. Está claro que hoy día España está rota y que nos cuesta vivir sin meternos en problemas, pero, ¿por qué nos estamos enfrentado ahora? Pregúntate por qué después de décadas luchando por la democracia estamos dispuestos a destruirla tan solo unos 45 años después de conseguirla.
Si no lo sabes, está muy claro: las clases políticas españolas nunca han sido honestas, nunca han luchado por mejorar la vida de los votantes, solo han dividido a España una y otra vez para lograr mantenerse en el poder. Durante el bipartidismo el PSOE y el PP se turnaban en el gobierno para robar al pueblo español a manos llenas, pero, con su desaparición, los partidos más radicales vuelven a dividir aun mas a los españoles para poder hacerse con el poder de manera permanente.
La conclusión de todo esto es que la clase política de España son una masa de corruptos e ineptos que motivan a las masas más ignorantes de la sociedad para que se odien, se peleen y les hagan propaganda y esa es la realidad actual de España, solo nosotros podemos acabar con esta situación pero, mientras tanto, disfruten lo votado.
Pablo Gómez Raigón. 4º de ESO
