
Severo Ochoa fue un científico español muy considerado.
Desde pequeño le interesó la ciencia y el descubrir el porqué de lo observado. El porqué de todo, el porqué somos así, el porqué de cómo ese árbol existe y crece, pero, sobre todo, el porqué de qué hacemos aquí.
Severo Ochoa llegó a Madrid en 1922 para estudiar medicina. En gran parte, su motivación era ser alumno de Ramón y Cajal, pero, justo el año que llegó a la facultad, Ramón y Cajal se jubiló.
En sus comienzos, Severo, aun habiendo llevado un año duro en sus estudios, siguió adelante tras los pasos de su profesor Juan Negrín. Después de mucho esfuerzo y dedicación consiguió destacar en su curso obteniendo una concentración de colesterol del 93% partiendo de cálculos biliares.
Siguió investigando en España en un laboratorio hasta que por culpa de la guerra civil tuvo que marchar a Alemania y después a Estados Unidos. Allí trabajó en un buen laboratorio, descubriendo la ARN polimerasa. Esta era una molécula necesaria para la síntesis de proteínas.
Murió el 1 de noviembre de 1993, siendo el segundo científico español al que le concedieron el Premio Nobel de medicina.
Aitor Ordóñez; 1º ESO B