La política es un tema muy controvertido, sobre todo hoy en día, en este mundo en el que inevitablemente no puede llover a gusto de todos. Por eso mismo, hay multitud de opiniones acerca de la forma de gobernar y de los gobernadores, tantas como personas existen.

Por una parte, hay quien piensa que las clases sociales altas no deben dirigir un país e imponer normas porque no conocen la vida real fuera de sirvientes, hoteles de lujo y yates privados. Se considera que, para poder establecer leyes en un ámbito, primero hay que conocer el mismo. Un gran sector se siente indignado en cuanto a educación se refiere, por ejemplo. Estos individuos sostienen que es inconcebible que una persona que no se ha formado como profesor ni ha estado dentro de un aula aplique leyes sobre educación, por el simple hecho de que no conoce las circunstancias que se dan en un colegio o instituto. Además, se dice que ciertos políticos solo se preocupan por su propia riqueza, sin importarles la pobreza o situación del resto del país, por tanto, una comunidad no tiene la posibilidad de avanzar.

Como se ha mencionado anteriormente, encontramos distintas visiones. Así pues, hay quien piensa que el trabajo de los políticos es necesario en una sociedad.
Muchas personas apoyan la posición de quienes se dedican a la política, debido a que mantienen que es necesario que una parte de la población se ocupe de organizar los distintos sectores como la sanidad o la legislación, entre otros; porque si no hay individuos que se dediquen a comprobar que los diversos colectivos funcionan correctamente, ¿cómo puede marchar bien una comunidad? Igualmente, si en una sociedad no hay personas que manden sobre los demás, la vida sería un caos, pues actuaríamos a nuestro libre albedrío.

En definitiva, aunque haya políticos que solo miren por su propio bien, como piensan unos, y políticos que sean necesarios para la organización de un país, como otros opinan, es complicado crear una sociedad al gusto de todos.
Carmen Salamanca, 2BCC
