30 octubre, 2025
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Opinión Periódico Digital ECO

LAS CONSECUENCIAS DEL “VIETNAM ÁRABE”

HACE UNOS DÍAS UN PROYECTIL YEMENÍ IMPACTÓ EN UNA PLANTA DE EXTRACCIÓN DE PETRÓLEO SAUDÍ REDUCIENDO LA PRODUCCIÓN NACIONAL AL 50 POR CIENTO.

Hace unos días, un proyectil del ejército yemení destruyó una planta que producía el cincuenta por ciento del petróleo de Arabia Saudí. El gobierno anunció que tenía suficientes reservas para que el precio del petróleo no se disparara, lo cual era una farsa para distraer la atención, ya que el precio del crudo ha subido un diez por ciento.

Este país, al igual que todo Occidente, ha querido silenciar esta noticia lo más rápido posible, porque el lanzamiento del proyectil ha sido una consecuencia de una de las guerras más mortíferas para la población civil, conflicto que puede situarse al mismo nivel de Vietnam o Afganistán. Y es que Arabia Saudita lleva años en guerra contra Yemen, un Estado que parecía un objetivo fácil. Un país tercermundista, con zonas fértiles y una economía muy débil, mientras que los árabes contaban con el ejército más moderno del mundo, ya que son los principales aliados de Estados Unidos.

Estados Unidos tampoco quiso convertir esta catástrofe en una gran noticia pues, además de que es consciente de la masacre que se está cometiendo en este país desde 2015, los sauditas producen suficiente petróleo como para mantener su ejército y su transporte. Estados Unidos es el mayor productor de petróleo, pero su consumo es demasiado elevado, así que necesita recurrir a otros países para abastecer su enorme demanda. De este modo, decide hacer la vista gorda ante la masacre que los sauditas llevan a cabo en Yemen con su ejército. Se han contado ya más de 233.000 bajas civiles en esta guerra.

El ejército árabe está desesperado y es que, lo que creían sería una guerra corta y fácil, se está alargando demasiado. No han tenido en cuenta que sus enemigos de la zona del golfo Pérsico no iban a permitir que se anexionara esa zona sin pagar al menos por ello un alto coste humano: Irán no se iba a quedar de brazos cruzados. El país persa es un Estado extremadamente religioso y que odia que los sauditas hayan asimilado tan bien la cultura americana, pues choca con las ideas que los iranís tienen sobre el islam.

Durante la guerra fría, Irán era un Estado neutral que rechazaba a ambos bandos, ya que los comunistas erradicaban la religión y los capitalistas tenían una cultura que horrorizaba a los musulmanes. Ante la presión internacional, Irán terminó arremetiendo contra Estados Unidos, al parecer por una mera cuestión táctica.

Hoy en día el gobierno de Irán vuelve a parecer neutral, aunque tiene pensamientos enfrentados con los sauditas, no quiere enfadar al gigante americano. No obstante, el gobierno del país no tiene todo el control del Estado. Un cuerpo de élite del ejército iraní que se caracteriza por su odio a Occidente y por su fanatismo religioso recibió hace tiempo un gran apoyo por parte del gobierno iraní, que le concedió la gestión de empresas públicas y fábricas, con lo que fue ganando poder hasta el punto de que el gobierno persa no puede controlarlos y van por libre dentro del ejército nacional.

El día que los árabes declararon la guerra a los yemenís, los mejores soldados de todo Irán desembarcaron en Mashreq con el objetivo de entrenar a la población civil para poder enfrentarse a el ejército más moderno del mundo. No sería extraño que fueran ellos los que están financiando al ejército yemení y los responsables de que se lanzara ese gran proyectil a ese punto tan estratégico de los sauditas.

El resultado de la unión de todos estos ingredientes -un país con un ejército muy moderno, un país pobre y un aliado del país pobre que le enseña a este cómo hacer frente a sus enemigos y les da las herramientas para hacerlo-es esta guerra que parecerá eterna, generará además una gran pérdida de dinero para los sauditas y un país completamente destruido y huérfano para Yemen.

Pablo Gómez Raigón (4º ESO B)

 

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