Lo que más me sorprende de lo que veo es como la gente va a lo suyo, cada persona en su propio mundo e intentando formar parte de la vida de algunas personas cuando, por ejemplo, se saludan entre sí o se paran a saludar, aunque después sigan andando con su teléfono o con su hijo chico, volviéndose a encerrar en su mundo.
La Iglesia de San Agustín, cerca de donde yo vivo, me llama la atención lo grande que es y el gran significado simbólico que puede llegar a tener para las personas un simple edificio.
Me sorprende porque en él se guardan cosas de tremendo valor, pero religioso, y, entonces, yo me pregunto: ¿Por qué una estatua, por ejemplo, la del Nazareno, es tan importante, si simplemente es una estatua? Me asombra mucho cómo la gente recurre a ella.
Otra cosa que sorprende es la gente que va con su pareja por la calle, mostrando su amor, yo nunca he ido así por la calle con alguien, y me llama la atención sobre todo en las personas mayores, que siguen con su amor como el primer día, es algo muy chocante.
Por último, los niños que se sientan en un rebate a fumar, ¿piensan qué hacen con su vida? ¿Por qué la sociedad considera “guay” a quien hace este tipo de cosas? Es un tema que me resulta muy sorprendente.
Natalia Hidalgo 1º Bach


 
																		 
																		 
																		