La ideología se encuentra en todas las representaciones, en mayor o menor grado, de manera implícita o explícita: es un tema que siempre está presente en el arte, uno de sus pilares fundamentales.

La historia del arte y la literatura, desde el surgimiento de los grupos sociales, está poblada de obras que reflejan la sociedad de su tiempo, y son claros ejemplos de que la literatura es un instrumento de la lucha de clases. La Ilíada refleja el espíritu de los pueblos griegos; El Quijote golpea al feudalismo y a los valores caballerescos; Guernica es una denuncia de la agresión fascista en España y un canto a la resistencia del pueblo español. Todo artista, de una manera u otra, refleja la sociedad desde una concepción del mundo y asumiendo determinados intereses de clase.
Por otro lado, existen artistas y escritores que tratan temas fantásticos, abstractos, que pregonan el culto al placer, temas que aparentemente nada tienen que ver con la política. Sin embargo, lo cierto es que este desinterés por la política revela que estos artistas y escritores están conformes con el sistema, es decir, revela una posición política. Con sus obras divierten, distraen y, de ese modo, sirven a que el sistema establecido se mantenga. Su conformismo es una forma de sostener el orden social imperante.
Por lo tanto, sí: el arte debe estar relacionado con la sociedad. Todo arte y literatura pertenecen a una determinada clase social y están subordinadas a sus intereses. No es posible escapar de esto: es un instrumento político.
Emilio Doncel