Tras finalizar el periodo de prácticas en la bodega nos encontramos desarrollando nuevamente las actividades finales del Proyecto Dualiza “Montilla-Moriles, el resurgir”. Sin embargo, antes de dar por finalizadas las labores de bodega realizadas durante los meses de septiembre a diciembre, se ha redactado una noticia a modo de resumen donde se detalla todo el trabajo realizado y las experiencias vividas durante el desarrollo de la FCT.
Lo primero a destacar fue la reunión de bienvenida que Bodegas del Pino brindó a los alumnos y profesorado en el mes de junio. Reunión en la que se abordaron temas propios de la FCT de los alumnos de 1º de Vitivinicultura, así como la puesta en marcha de una de las líneas de investigación que conforman el Proyecto Dualiza. Además se detallaron aspectos del vino a elaborar y la metodología a seguir. Finalmente se acordó el inicio del periodo de prácticas y el trabajo desarrollado por cada alumno, entre ellos la elaboración de un protocolo teórico acompañado de un plan de marketing y ventas para dar salida al producto final.
Inicialmente nos trasladamos a la última semana del mes de agosto, concretamente del 27 al 30. Fue en estos días en los que se realizó la última toma de muestras en la finca donde se ubica el viñedo. Ésta se localiza en la sierra de Montilla, catalogada como zona de calidad superior para la D.O Montilla-Moriles. Tras analizar la muestra tomada en campo y determinar los valores de pH, acidez total, densidad y grados Baumé se decide dar comienzo con la vendimia. Finalmente el 30 de agosto se moltura la uva y se obtienen 2000 L de mosto que se almacenan en un depósito de acero inoxidable cedido por la bodega. Al mosto se le adiciona posteriormente una cierta cantidad de levaduras seleccionadas, que se encargarán de realizar la fermentación alcohólica, así como activadores y enzimas.
Una vez iniciada la fermentación del mosto se tomaron muestras diarias para llevar un control del proceso a través de la evolución de la densidad, y manteniendo siempre unas condiciones de temperatura adecuadas para el producto. Además se realizaron catas del mosto para preciar la evolución de las características organolépticas del mismo.
Una vez acabada la fermentación el vino permaneció en reposo de dos a tres días, favoreciendo así la decantación de los sedimentos que se encontraban en fluctuación. De esta manera el día 13 de septiembre se descubó el vino, eliminando los sedimentos de mayor tamaño que únicamente aportaban características no deseadas, tales como aromas a reducido, gustos herbáceos o simplemente representaban un foco de microorganismos perjudiciales.
A lo largo del mes de octubre se realizaron multitud de actividades en la bodega, como fue el final de la vendimia de los vinos blancos y también el de la pasera. Además se elaboraron los vinos Kosher y se continuó con el seguimiento de la evolución de los vinos blancos jóvenes, entre los que se encontraba el vino del proyecto.
Tras preparar el vino para mantenerlo un cierto tiempo en contacto con las lías finas, se realizó un seguimiento de su estado, midiendo la evolución del mismo. Entre las actividades llevadas a cabo destacamos la inyección de gas N2 en el interior del tanque para dar comienzo al proceso de crianza. En presencia del gas conseguimos remover la masa de lías sedimentadas en el fondo del depósito, favoreciendo su floculación y su contacto constante con el vino. Este proceso se repitió en dos ocasiones.
Además del aporte de nitrógeno al vino también se llevó a cabo su análisis en el laboratorio, midiendo el estado en que se encontraba (pH, densidad, grado alcohólico y acidez) y su evolución organoléptica. También, aprovechando la visita de los coordinadores del proyecto, se llevaron a cabo catas en la bodega.
Finalmente a finales de octubre se realizó el desliado del vino para retirar el sedimento que las lías formaron en el fondo del depósito. Para ello se utilizaron mangueras conectadas a una bomba, la cual trasvasó el vino desde el depósito inicial a otro previamente limpio y desinfectado.
Llegados a este punto el vino se encontraba listo para el siguiente paso de la cadena de vinificación, que fue el proceso de clarificación mediante el uso de arcillas (bentonita) y su posterior filtración con tierras y placas esterilizantes.
A primeros de noviembre se dio comienzo al siguiente paso de la vinificación, que fue el preparado de los agentes clarificantes para adicionarlos al vino, produciéndose así la clarificación mediante la acción de la bentonita y la gelatina. Tras varios días de actuación se realizó el primer filtrado del vino mediante el filtro de tierras, repitiéndose posteriormente el proceso.
Tras el filtrado con tierras el vino permaneció durante un largo periodo de tiempo almacenado en el depósito y, finalmente, se decidió llevar a cabo la filtración con placas esterilizantes.
Previo al filtrado con placas se han realizado numerosas catas de éste, así como correcciones de acidez total y sulfuroso, manteniendo los niveles dentro de unos rango óptimo. Finalmente se adicionaron los aditivos al vino (gel, ácido ascórbico, sulfuroso y sorbático potásico) y tras un par de días de actuacion se realizó el filtrado con placas.
A día de hoy el vino se encuentra almacenado en uno de los depósitos de acero inoxidable, listo para su embotellado final a través del tren de llenado que pone a disposición la bodega. Una vez finalice esta operación se pretende dar a conocer en el mercado de la mano del Consejo Regulador Montilla-Moriles para comenzar su venta al público.