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Creaciones (L) Periódico Digital ECO

2º PREMIO CONCURSO ENSAYO PERIÓDICO DIGITAL ECO

Que tire la primera piedra aquel que no haya leído algún post, libro o visto algún vídeo de autoayuda en busca de respuestas. Es algo inexorable que, en esta etapa llena de incertidumbre, las personan busquemos algo que nos reconforte. Ello ha tenido como consecuencia un aumento de cursos de “coaching” y de autoayuda que pretenden mostrar “la clave” o “la solución”.

Normalmente no suelo prestar atención a esa clase de anuncios, pero uno llamó mi atención especialmente. Se trataba de un cartel en el que aparecía un chico mirando a cámara y en la parte superior había un letrero que decía: “Atrévete a ser tú”. Esta frase causó un gran conflicto en mí. ¿Se supone que había una versión de mí misma a la que debía aspirar? ¿Acaso podía elegir lo que soy o estoy determinada?

Lo cierto es que esta cuestión no le surgió por primera vez a una adolescente de 16 años, sino que filósofos a lo largo de la historia han tratado de encontrar una respuesta. Uno de ellos fue Jean Paul Sartre, el padre del existencialismo. Si por algo se caracteriza esta corriente filosófica es por la creencia radical en la libertad. Partiendo de esta premisa, Sartre defenderá que el ser humano es libre de formarse a sí mismo. De hecho, afirmará que la “existencia precede a la esencia”, subrayando de esta forma la gran indeterminación del individuo.

En el otro extremo, nos encontramos con el filósofo Lévi-Strauss. Su percepción acerca de si el individuo es libre para formarse se enmarca en una posición estructuralista. Esta corriente consideraba que los sujetos somos producto de las circunstancias familiares, nuestra educación y contexto social. De esta forma, las personas no cuentan con ninguna autonomía para crearse ya que están supeditados a las circunstancias que las rodean.

Otra postura que trata de explicar esta cuestión es la sociobiología. Tiene varias similitudes con el estructuralismo, aunque esta toma como base las ciencias naturales. Desde la sociobiología se mantiene una posición innatista, es decir, considera que el comportamiento humano responde a la herencia genética. Argumenta que no somos libres de elegir qué y cómo somos, sino que tenemos unos patrones de conducta que vienen dados de forma innata.

Sin duda, considero que es fundamental mantener la cabeza abierta a diversas posturas y, por ello, no creo que sea correcto tener la concepción de que, o bien estamos determinados por la estructura/genética o somos libres de formarnos a nosotros mismos. Creo que ambas posturas son compatibles, ya que es extremadamente simplista explicar el comportamiento humano desde una única perspectiva.

Por un parte, explicar el comportamiento humano basándose únicamente en la herencia genética es hacer una gran simplificación de este, debido a que los nuevos descubrimientos en epigenética muestran como el ambiente es capaz de moldear la forma en la que se expresan nuestros genes. Esto quiere decir que, aunque tengamos cierta predisposición a ser de cierta forma, incluso el ambiente puede afectar a la expresión de estos, por lo que no nos determinan al completo.

Considero que, si bien el contexto afecta a tu realidad, tampoco es determinante. Podemos usar la analogía del lenguaje: a ti se te enseña un idioma, unas palabras, pero después tú puedes formar un enunciado propio. Es decir, el lenguaje te fue dado, pero puedes elegir lo que hacer con él, al igual que tus circunstancias personales.

Precisamente en eso consisten las revoluciones. Son personas en un ambiente y circunstancias desfavorecidas que consiguen sacar de ellas el coraje para cambiar, de forma que, si estuviesen completamente determinados por su contexto, ni siquiera podrían haber llegado a alcanzar esa consciencia que las impulsa a cambiar.

Para finalizar, creo que podemos concluir afirmando que somos un compendio de nuestras circunstancias y herencia genética, pero, a pesar de esto, nosotros tenemos la última palabra. Las circunstancias nos vienen dadas, pero nosotros podemos elegir lo que hacer con ellas porque, como decía Sartre: “somos lo que hacemos con lo que hicieron de nosotros”. La cuestión es si tenemos el valor y fortaleza necesaria como para no dejarnos influir, tomar conciencia de lo que nos rodea y, a partir de ahí, formar nuestra identidad.

Teresa Leiva Redondo

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