Sobre el tabaco se ha dicho y se ha escrito mucho, ya que a todos nos han advertido alguna vez sobre las consecuencias de fumar y somos conscientes de estas.
Por supuesto que cada uno tiene derecho a hacer lo que quiera con su vida, pero naturalmente la libertad y los derechos acaban en el mismo momento en que perjudican los del prójimo. Por eso, ante la comprensible incomodidad que provoca el humo y las normas del instituto que prohíben fumar dentro del centro, los profesores y alumnos fumadores debemos tomar la iniciativa y empezar a tomar en serio estas normas que tanto nos benefician a todos y ser empáticos con las demás personas que no fuman y les puede resultar muy incómoda la normalización de esta situación a la vez que sus consecuencias.

Otros motivos que debemos recalcar es que al hacerlo con normalidad dentro de nuestro instituto, los más pequeños toman ejemplo de nosotros y esta puede ser una de las causas de que cada vez se empiece a fumar antes.
También se debe decir que muchos alumnos fumadores tiramos colillas a las zonas con plantas con el objetivo de esconderlas y no somos conscientes de la contaminación que se origina, ya que la boquilla del cigarro está fabricado con acetato de celulosa, un tipo de material que no puede ser destruido por las bacterias del suelo. Y del riesgo de incendio que puede haber si la colilla no está apagada del todo.

En conclusión el instituto es el lugar donde pasamos gran parte del día y, como tal, tiene el deber de NO dañar nuestra salud. Además, dada la evidencia del daño que produce el humo de tabaco en los no fumadores, la escuela debe ser un espacio 100% libre de humo de tabaco.
Para que esto sea posible en mi opinión creo que los profesores fumadores deberían darnos ejemplo dejando de fumar en la puerta cada mañana o en los cambios de clase y así nosotros tomaríamos más en serio estas normas.
